Dámaris Gil

(Mi jolla más preciada,es esta última foto)

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A veces me observo en un espejo, y me veo siendo la de siempre, me siento con los mismo miedos y las mismas inquietudes, tengo la misma sonrisa que siempre tuve. Pero quizás él a mí, como yo a él, ya no ve en mí a la misma persona de hace un año. Y no será porque no lo haya intentado. Intentos nulos hasta la médula.
Tiene los mismos ojos, los mismos labios perfectos de los que me enamoré, tiene la misma forma de tocarse el pelo y su piel exhala el mismo tacto que exhalaba tiempo atrás.
Pero ha perdido esa mirada de admiración, esa sonrisa especial y diferente a las demás, ya no consigue erizarme la piel si me acaricia, ni el mundo se me nubla si me besa. Ha cambiado su interior, y, ya no quiere enamorarse.
A mí pequeño, puedes pedirme que te abrace, que llore por tí, que te extrañe, que te quiera incluso, pero no esperes que te ame como un día lo hice, porque eso no va a ocurrir. Tú no eres la persona de la que me enamoré un 24 de diciembre en un portal frío, que se dejó la vida en la promesa de besarme antes de acabar el año. Ya no lo eres y no lo volverás a ser nunca.
Sigo contigo por la estela que tú otro "yo" va dejando, sabiendo que un día, igual que tú, la estela desaparecerá, y entonces, no quedará absolutamente nada en el mundo capaz de unirnos. Estamos destinados sin remedio al fracaso, es cuestión de tiempo y de valor.