lunes, 16 de agosto de 2010

te quiero

Me gusta todo. Y cuando digo todo, es todo. Me gusta hasta cuando se pone hecho un chulo y me llevaba la contraria. De hecho, cuando se hace el estúpido es cuando más cachonda me pone. Tampoco es que desee estar discutiendo todo el rato con él, en absoluto. De hecho, luego me dan unas bajadas impresionantes. Bajadas anímicas, digo. Porque, por muy cachonda que me ponga, a mí nunca me ha gustado discutir. Pero tiene como un algo diferente en la cara cuando me recrimina mi comportamiento, yo que sé. Probablemente es esa forma de arquear los labios, o quizá su manera de mirarme fijamente. Creo que su voz, el cambio de su voz cuando discutimos, también tiene mucho que ver.Sea lo que sea, a mí me encanta discutir con él pero lo que más me gusta es el modo en el que nos reconciliamos,sí,por eso me gusta tanto..

2 comentarios:

  1. la cuestión es si vale la pena toda esa angustia...yo me lo estoy pensando...

    ResponderEliminar
  2. Lo mejor, sin duda, son las reconciliaciones..

    ResponderEliminar